Cuentos para un fantasma

Hace ya varios años que un aihamense muy especial dejó de caminar conmigo. Aún así sigo disfrutando de su compañía; su voz me visita en momentos de soledad, las palabras que me dejó han sido un efectivo analgésico en más de una ocasión, su risa anidó en la mía.

La despedida con él era inevitable, el haber perdido su amistad (y su rastro) es una de las cosas de las que más me arrepiento.

El vacío que dejó en mí dio lugar a estas tres mini-historias que hoy tengo ganas de compartir, las tres originadas por el mismo dolor, las tres tituladas: Despedida

DESPEDIDA

Para  la quinta vez ya se había convertido en un hábito y, sabiendo que todavía no habría llegado una respuesta, se acercó nuevamente al correo.
Abrió el buzón vacío y dio cuenta que la respuesta ya estaba ahí.
Un adiós sin palabras.

DESPEDIDA
Tiempo después de su partida me encontré riendo con una risa diferente a la suya. Fue
cuando entendí que definitivamente se había ido de mi vida.

DESPEDIDA
Junté valor para acercarme a ti y hacerte por primera vez una pregunta. Pensé por mucho tiempo cual ocultaría la ansiedad de mi sentimiento dejándole la obviedad necesaria.
Por fin la había encontrado.
-¿Estudias esperanto?
-Sí.
-¿Es difícil?
-No, no mucho.

Tenías una técnica especial para cortar las conversaciones mejor planeadas.
Pensé nuevamente cuál sería la mejor manera de reintentar una conversación menos perecedera contigo, tal vez un enfrentamiento de opiniones. Trataría de hacerte ver la absurda utopía de un lenguaje para todos, entonces tratarías de defender tus ideales de universalidad…  y tú me dirías esto entonces yo te contestaría tal…
… mi cabeza se llenó con una conversación entre tú y yo y no dejó espacio para nada más, ni siquiera para el fuerte ruido que el automóvil que venía hacia mí emitía.
Me impacté contra el piso, la esfera que contenía los pensamientos sobre ti se rompió y nuestra conversación se fue escurriendo palabra por palabra  hasta solo quedar algunas:
-¿Estas muriendo?
-Sí.
-¿Te molesta morir?
-No, no mucho.

Kunstar Esmava (2004)